9 ago 2011

El partido de la muerte

Me encontraba esta mañana dando el típico paseo por la prensa de actualidad y deportiva cuando leí una noticia de la cual no tenía ni idea. En este mes de Agosto, concrétamente hoy, se cumplen 69 años del conocido como "El Partido de la Muerte".

Evidentemente, un titular así llama la atención a cualquiera. Lo que os voy a contar lo hago a nivel de homenaje a ese legendario grupo de jugadores, para que su recuerdo y su hazaña, el jugar con valor y osadía un partido a sabiendas de que si ganaban sería asesinados, jamás se pierda en la memoria.



El 19 de septiembre de 1941, la ciudad soviética de Kiev, actual capital de Ucrania, fue invadida y tomada por el ejército nazi, que sometió a la ciudad a un horrible puño de acero. La ciudad se convirtió en un infierno controlado por los nazis, y durante los meses siguientes llegaron cientos de prisioneros de guerra, a los que no se permitía trabajar ni vivir en casas, por lo que todos vagaban por las calles, en la más absoluta indigencia. Uno de aquellos indigentes era Nikolai Trusevich, el que había sido guardameta del Dinamo de Kiev en las últimas temporadas antes de la fatídica anexión.

A todo esto, existía en Kiev un panadero de orígen alemán, Josef Kordik al cual los nazis no maltrataban, gracias a su sangre limpia. Este hombre era un apasionado hincha del Dínamo y cuál fue su sorpresa cuando descubrió una mañana de 1942 a su ídolo, Nikolai Trusevich, mendigando un mendrugo de pan por las calles de Kiev.

Aunque era absolútamente ilegal bajo la política nazi, el panadero alemán se las arregló para contratar a Trusevich en su panadería. La bondad del patrón caló hondo en el corazón del futbolista, ahora panadero, y entre los dos surgió una amistad y en su diaria convivencia pasaban las horas charlando siempre sobre el fútbol que los nazis había prohibido y el en esos momentos desaparecido Dínamo de Kiev. El panadero, dolido por toda esta amarga situación, pidió a Trusevich que moviera cielo y tierra para buscar al resto de sus compañeros de equipo, así como cualquier futbolista de cualquier equipo ucranio que pudiera para que, juntos, pudieran salvar de la miseria a otros ídolos de antaño.

Trusevich recorrió las ruinas de Kiev y pasados unos meses pudo reunir a antiguos compañeros del Dínamo, e incluso rivales del campeonato, como eran tres futbolistas del Lokomotiv de Kiev. Todos fueron escondidos en la panadería y la residencia de Kordik, que albergaba entonces un verdadero equipo de fútbol.

Alentados por su nuevo anfitrión, no tardaron en dar el siguiente paso y decidieron volver a jugar, en las condiciones que pudieran. Era lo único que podían hacer, entre tanta miseria, tras haberlo perdido todo el fútbol era lo único que les quedaba de sus vidas anteriores. Para renacer desde lo que mejor sabían hacer, la selección de jugadores reunida por el panadero dió un nuevo nombre a un equipo, un equipo con el que empezar a liberarse del yugo del nazismo, y por ello le dieron el nombre de FC Start, en ucraniano, y en muchos otros idiomas, “Comienzo”. Kordik, con sus contactos en diferentes órbitas alemanas, consiguió dar a conocer el FC Start y pronto desafió a diferentes equipos locales y selecciones alemanas.

El 7 de junio de 1942 jugaron su primer partido frente al Rukh, un equipo local formado por alemanes residentes en la nueva ciudad nazi de Kiev. Vencieron, pese a estar famélicos y en condiciones físicas deplorables, por un contundente 7 a 2. Su siguiente rival, pocos días después, fue un equipo formados por soldados húngaros de una guarnición del ejército nazi , venciendo por 6 a 2. Algunos días después endosaron un 11 a 0 a un equipo similar a los anteriores, pero proveniente de Rumanía. La cosa pasó de castaño a oscuro cuando el 17 de julio el FC Start encaró un partido formado por una selección de los invasores alemanes en Kiev y ganaron por 6 a 2.

Mientras el FC Start vencía, las noticias llegaban a oídos de la Luftwaffe y las SS, que no podían explicar cómo un equipo de panaderos soviéticos muertos de hambre podían ganar con tanta facilidad y buscaron un equipo profesional que acabara con ellos. El elegido por los nazis para la contienda fue el desaparecido MSG húngaro, que como era de esperar fue derrotado dos veces por el FC Start, 5 a 1 y 3 a 2 en la revancha.

El 6 de agosto, convencidos de su superioridad racial y por tanto física y deportiva, los alemanes enviaron un equipo con miembros de la Luftwaffe, el Flakelf, que era un gran equipo entonces, utilizado como instrumento de propaganda de Hitler. Los nazis enviaban a Kiev el mejor rival posible para acabar con el FC Start, que ya había ganado gran popularidad en el pueblo sometido. La sorpresa fue mayúscula, sin embargo, porque pese a las patadas, el juego sucio y las amenazas de los alemanes, el FC Start venció 5 a 1.

Esta derrota provocó una irritación extrema en los cabecillas ideológicos del III Reich y su respuesta fue inmediata: había que elimianr al FC Start al completo. Caer ante un equipo soviético era una afrenta al pueblo alemán y a la raza aria, cuya superioridad, en particular en la guerra y el deporte, era una obsesión para Hitler y los altos mandos. Por esa razón y no otra, antes de fusilarlos, querían ganarles en el campo, por lo que se convocó otro partido más.

Mientras tanto, los días anteriores a que el FC Start endosara una manita al Flakelf, el 28 de julio Stalin promulgó la Órden 227 ante las contínuas ofensivas nazis en territorio soviético, la cual podemos resumir en cuatro simples palabras: “Ni un paso atrás”. Desconozco si los jugadores del FC Start llevaron por bandera este lema cuando, el 9 de agosto de 1942, el Flakelf volvió con ganas de revancha a Kiev.

En los momentos antes del partido, mientras los jugadores del FC Start se preparaban, un oficial de las SS entró en su vestuario y les dijo: “Soy el árbitro, respeten las reglas y saluden con el brazo en alto cuando suene el himno” Pero ni cortos ni perezosos, cuando el Flakelf gritó "Heil Hitler!", en forma espontánea, el equipo de panaderos exclamaron: "FizcultHura!" ("¡Viva el deporte!", lema de los equipos soviéticos).

Para más inri, el FC Start jugó ese partido con camiseta roja porque no tenía otra, de forma que la furia de los nazis no se hizo esperar. Con un juego brusco y violento, permitido en todo momento por el árbitro, se pusieron por delante en el marcador, dejando a un jugador del FC Start inconsciente en el césped. Pese a todo, el FC Start se las arregló tirando de calidad y dejando en evidencia la brutalidad alemana, para remontar y terminar el primer tiempo con un favorable 3 a 1.

En el descanso hubo más visitas al vestuario por parte de oficiales nazis, esta vez con armas y advertencias claras y concretas: “Si ganáis, no viviréis”. Como podéis imaginar, los jugadores en primera instancia se sometieron a la amenaza. Pero pensaron en sus familias. En sus vecinos. En todo el pueblo ucraniano que se hallaba rebajado a la indigencia y a la miseria más absoluta. Y en última instancia pensaron en sus glorias pasadas.

Y salieron al campo. Y les dieron a los nazis un verdadero baile. En los minutos finales, cuando ganaban por 5 a 3, Klimenko, delantero del equipo, tras driblar a toda la asesina zaga alemana y recortar al portero, cuando tenía el balón sobre la linea de gol se dió la vuelta y pateó el balón al medio campo con una sonrisa en los labios. Fue un gesto de desprecio, de burla, de superioridad total. El estadio entero se vino abajo con esta hazaña cuando el parcial árbitro pitó el final del partido.

Tras la humillación sufrida, los nazis dejaron salir sin problema a los jugadores del FC Start y estos tuvieron tiempo de endosar otro 8 a 0 al Rukh. Entonces la Gestapo visitó la panadería, y arrestó a los jugadores del FC Start con la acusación de espionaje para la NKVD, digamos que el ministerio del Interior de la URSS stalinista.

El resto de la historia... Os la podéis imaginar.

Me ha conmovido tantísimo esta historia que creía absolutamente imprescindible investigar en varios sitios para transcribir de la manera más fiel este pasaje de la historia que, al menos en Kiev, nadie olvida.

En la foto, Goncharenko y Sviridovsky, los únicos sobrevivientes, junto al monumento que recuerda a sus compañeros.

He de comentar que tras esto he estado viendo el trailer de la película "Victory" de John Huston, ambientada en esta historia que os cuento y he de comentar que si queréis ver la historia sin tapujos, mejor que veáis (si podéis encontrarla) la versión húngara de 1961 "El último gol", en húngaro "Két félidö un pokolban".

Un saludo a todos!

3 comentarios:

  1. Si hay una cosa que me gusta de manera especial en un blog, es no saber qué te vas a encontrar cuando lo abres. Como a todo el mundo, me agrada leer la opinión de mis compañeros acerca de cualquier noticia de actualidad. Yo mismo lo hago habitualmente, pero eso es lo previsible.

    Pero cuando entro en un sitio como este y me encuentro la historia que acabas de contar, o una valoración de los árbitros que acaban de subir a Primera, o la opinión de los de Hannover acerca del Sevilla...

    Es como un soplo de aire fresco.

    Enhorabuena, porque estás consiguiendo algo que yo valoro muchísimo: ser original. Yo también intento serlo, aunque sé que a veces me dejo ir por lo fácil y más cómodo. Este tipo de cosas me gustan una barbaridad. Por supuesto, es mi opinión personal, que para gustos, colores.

    Y respecto a la historia, te pone los pelos de punta. Igual que tantas y tantas otras que se escuchan de aquella época tan terrible.

    Un saludo y, una vez más, enhorabuena.

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  2. Comparto la opinion de Ravesen, ya me estoy volviendo un asiduo de tu blog gracias a que pones cosas originales y frescas, se agradece mucho.
    En cuanto a la historia, la verdad que es conmovedora. Una vez mas se demuestra la grandeza del futbol, que no entiende de guerras, ejercitos ni potencias mundiales, solamente de un balon y 22 jugadores.

    Un saludo y ojala continues asi.

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  3. A los dos, gracias, porque llevar un blog es duro y trabajoso de por sí, pero se hace el triple de cansino si ves que nadie lee lo que escribes. Espero seguir en la tónica y engancharos del todo!

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