Sinceramente, no esperaba usar el máximo grado del termómetro hasta dentro de mucho tiempo, pero la ocasión sin duda lo merece.
Sencillamente, en el partido de hoy nos jugamos la vida. Nos jugamos casi cuatro millones de euros, nos jugamos el prestigio que hemos conseguido en Europa durante estos ocho años, nos jugamos empezar la temporada con una idea o con otra y, sobre todo, nos jugamos la ilusión de los miles y miles de sevillistas que soñamos con realizar otra temporada de escándalo.
Decía ayer Negredo que lo van a dar todo. Decía antes de ayer Kanouté que con el ambiente que va a haber en la Bombonera, bastaría para dejar en la cuneta a los alemanes. Me gusta que los pesos pesados, los verdaderos adalides del sevillismo, den la cara en las fechas previas. Son ellos, todos nuestros jugadores, pero sobre todo Kanouté y Negredo, los que deben hacer que, una vez más, se imponga el sentimiento sevillista.
Esta noche hay que jugar con cabeza. Hemos de fijarnos del partido que realizó el Villareal el martes. No hay que desesperar en ningún momento, hemos de jugar con criterio, mantener el balón, dejar que los alemanes se sentencien ellos mismos, llevarlos por su propio pie a la guillotina. No concibo que el Sevilla esta noche no salga a dominar, a pelear, a que el Hannover no salga de su campo. No lo concibo, sobre todo por las cuarenta mil almas gargantas que van a gritar hasta encontrarse a gusto de su ronquera.
Y cuando los alemanes crean que poniendo el autobús en su puerta lo tienen todo hecho, ahí es cuando tiene que entrar el espíritu de Antonio Puerta, ese espíritu que mencionaba en mi post de antes de ayer. Cuando los alemanes se las vean bonitas, es cuando tienen que entrar en juego los verdaderos héroes de hoy.
El puñal de Jesus. La resistencia de Álvaro. La templanza de Freddie. La chispa de Diego. Las ganas de Manuel. Los misiles de Piotr. El pulmón de Gary. Las ideas de Jorge. El trabajo de Fernando. La veteranía de Julien. La contundencia de Alexis. Las paradas de (¿?).
Un equipo, once jugadores arropados por el aliento y el amor de cuarenta mil almas que no van a poder pensar en otra cosa que no sea en dormir felices esta noche de 25 de Agosto. En esta noche en la que hacen 4 años exactos que nuestro Antonio se desvaneció y quedó en la antesala al tercer anillo.
Esté quien esté en el campo. Esté quien esté al silbato. Esté quien esté en la grada, pegado a la TV, a la radio o al PC. Esté quien esté pendiente de este partido de fútbol. Sólo pido una cosa.
Fe.
Fe en este equipo, en estos colores, en este sentimiento.
Fe en el espíritu que nos llevó a ser grandes.
Porque sin fe no estaríamos donde estamos hoy.
Mi equipo para esta noche:
Palop
Coke - Escudé - Alexis - Navarro
Trochowsky - Medel
Navas - Manu - Perotti
Negredo
Para mi, diga lo que diga Marcelino (que es quien realmente sabe lo que es bueno para el Sevilla FC) ese es el equipo titular. Kanouté y Salva en el segundo tiempo para mantener la pelota. Luis Alberto cuando esté acabando el partido para, con su chispa, obligar a los alemanes a quedarse a la zaga.
Para despedirme, os esta magnífica canción compuesta por Héctor Rojo para la Final de Copa del 2010.
Sin duda, motiva.
Ahora más que nunca, SFC!
Me has puesto la piel de gallina! Vamos mi sevilla, esta noche con CASTA y CORAJE pasaremos. Da igual quien este enfrente, tenemos que demostrar quienes somos para no perder el respeto de europa
ResponderEliminarSi todos las variables se unen, somos invencibles. Lo hemos demostrado cientos de veces. Lo que más me gusta es que se palpa ese ambiente, el bueno, el de las grandes ocasiones. La afición no está mirando el partido con recelo, sino con ganas, con ilusión. Y los jugadores, tú mismo lo has dicho en el post.
ResponderEliminarOjalá mañana escribamos nuestros posts tratando de expresar algo tan grande como lo que esperamos vivir esta noche.
Un saludo
Te acabo de agregar amigo a mi blog de "Sevillismo desde la cuna". Encima desde el extranjero y con la decepción de la eliminación de UEFA.
ResponderEliminarUna lástima.
Habrá que levantarse.
Saludos y ánimos.