Eso es, haciendo un balance de lo que leo en la blogosfera sevillista (ya que no pude ver el partido ayer porque estaba trabajando), lo que se vio ayer en el Estadio Iberostar de Mallorca. Una película mala, de principio a final, con los típicos "villanos" de rojo que meten miedo y un héroe de amarillo que en cualquier otra película no debería ser ni actor secundario.
Esto es lo que nos queda hoy de aquel Sevilla que ilusionaba a borbotones en Julio y Agosto, pero como bien dijo un viejo sabio, cuanto mayor es la ilusión, mayor es la decepción.
No sé a qué achacar el desierto por el que está pasando el equipo, si a las bajas, al cansancio que estas provocan, a los planteamientos austeros del entrenador o simplemente a la mala suerte, lo único que sí es cierto es que, tras cuatro partidos de ocho contra esos rivales que previsiblemente no deberían ser compañeros de baile en los puestos altos, el equipo lleva 5 puntos de 12. Aún quedan Athletic, Zaragoza, Getafe y Levante, equipos a los que en los últimos años hemos ganado, pero que también nos han ganado casi todos. De conseguir el doce de doce con ellos estoy más que seguro que toda esta parafernalia decepcionante que estamos teniendo estará más que olvidada, pero de no hacerlo nos presentaríamos en nuestro campo frente al Madrid en una situación paupérrima y, además, preparados para recibir otros seis como en Mayo si no se empiezan a corregir YA hechos como la previsibilidad en el ataque y la pésima trancisión en el juego, con regalos al rival incluidos.
Como he dicho no voy a hablar del partido porque no lo visto, pero mañana voy a hablar de números, de lo único que se puede hablar en frío.
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