Al final, tanto que he hablado estos últimos días, me picó demasiado el sevillismo y he visto el partido. Qué poca fuerza de voluntad tengo, menos mal que no fumo mucho.
Y lo que hemos visto es sencillamente el título de mi post. Todo lo que no fuera una nueva goleada del Barça hubiera sido una sorpresa y la sorpresa ha sido mayúscula. Si ya lo lleva demostrando desde algo menos de un año, Javier Varas Herrera hoy se ha consagrado como baluarte indispensable y adalid del Sevilla FC.
Todo lo que hablemos hoy de nuestro equipo va a ser excelso, tanto si hablamos de Varas, de la defensa y del muy poco ataque que hemos tenido que, incluso escaso, bien nos ha podido dar la alegría del año a poco que Rakitic hubiera dado lo que absolutamente todos esperábamos de él. Ojito, porque Campaña, si Marcelino confía en él, y tras el partido de hoy debería, puede adelantarlo por la derecha a la voz de ya.
Quiero destacar tres aspectos de un partido que ha sido un absoluto monólogo del Barça pero del que, cómo es el fútbol, hemos salido airosos nosotros.
En primer lugar, a nuestro entrenador. Colocar a Fazio de titular hubiera podido ser digno de horca si el partido hubiera tomado otras lides, pero se nota que, por una vez desde hace varios años, el Sevilla ha preparado este partido sin victimismo, no con la voluntad de evitar una goleada si no con la firme intención de sacar algo positivo. Para ello se ha dispuesto de una defensa apretada y juntita, dos líneas Maginot de jugadores blancos que han logrado que el Barça dejara de lado el dar el último pase por raso, abriéndose en banda para Alves y Adriano, dejando a Xavi y Keita casi inutilizados y tuviera que optar por colgar balones. Y ahí es donde entra Fazio en el centro de la zaga, para despejar todo y más. Impecable y muy valiente planteamiento que hubiera podido ser nefasto pero que, gracias a un chaval de Pinomontano y la solvencia por arriba se ha salvado y nos sabe a una victoria de las de época.
En segundo lugar, la concentración, solidaridad, solvencia y continuos apoyos constantes entre jugadores, siempre en perpetuo movimiento, cambiandose de zona e intentando por todos modos presionar y guardar las espaldas a la vez. Como pensé ayer, Marcelino debía optar por jugadores jóvenes y rápidos, que cuando robaran alejaran el balón del área pero sin dar directamente el pelotazo. Aunque no siempre se ha conseguido, puedo afirmar que, sin darme excesivas licencias, durante el primer tiempo hemos plantado cara incluso con peligro y durante el segundo, aún aguantando un chaparrón impresionante de juego azulgrana, hemos aguantado el tipo con firmeza y sangre fría. Hemos sufrido infinítamente, pero en nuestro interior una voz nos decía que no se nos iba a escapar el punto.
Y en tercer lugar, ahora que digo aquello de la vocecita, esa que todos estábamos oyendo llegado el ocaso del partido, se tornó en un horrible grito roto acompañado de cefalea grave cuando Iturralde González se llevó el silbato a la boca para señalar un penalti, muy dudoso y difícil de ver, todo hay que decirlo; que hizo que se nos cayera el mundo encima.
Un penalti que desde su posición, a casi diez metros del borde del área y justo por detrás de donde se realizó la acción era imposible de ver y para el cual su asistente se quedó quieto como una estatua, dando a entender que no había infracción y el piscinazo de Iniesta había sido de libro. Yo soy árbitro y siempre intento ser benevolente con todos mis compañeros, tanto en los aciertos como en los errores, pero Iturralde hoy se ha pasado de castaño oscuro.
El vasco se empeña en que es penalty, con los jugadores del Sevilla comiéndoselo, con los jugadores del Barça esgrimiendo muecas de satisfacción rastrera en sus rostros y con dos acciones claves para la posterior tangana. Una, el enfado de Kanouté ante el flagrante robo al que nos estaban sometiendo; dos, el insulto, comentario o improperio que Cesc Fábregas vomita, tapándose la boca para que nadie lo pueda ver ni ninguna cámara lo pueda grabar; sobre el propio Kanouté, que le hace perder los nervios e irse para el catalán con la cara desencajada.
Supongo que, para los que no conozcan a Kanouté, les parecerá una actitud impresentable, pese al insulto. Pero aquí, que conocemos lo grande que es el Gigante de Mali, sabemos que algo muy gordo tuvo que soltar Fábregas por la boca para que Freddie reaccionara así. En Twitter se barajan dos posibilidades que ya son TT mundial, que le dijera "moro de mierda" o que le llamara "terrorista". No es por defender a nadie, pero Busquets ya llamó "mono" a Marcelo y Villa "insultó la religión" de Ozil, según palabras del propio jugador alemán, así que vistos los antecedentes, no me extrañaría un nuevo insulto racista de la boca de un jugador culé.
Pero el que se va a la calle y al que le caerán varios partidos es a Kanouté. Los únicos que de verdad saben lo que pasó son Kanouté y Cesc Fábregas y de verdad pienso que si son auténticos profesionales, deberían esclarecer el asunto ellos mismos.
En este video podéis ver, en el segundo 16, cómo Fábregas, mirando hacia Kanouté y con las manos en la boca, dice algo que hace reaccionar a nuestro futbolista instantáneamente.
No es de recibo que, en un partido en el que el Sevilla FC comete siete faltas, dos menos que el rival, acabemos con nueve tarjetas amarillas y dos rojas, por no hablar de los ¡ocho! minutos de descuento con los que ha acabado finalmente el partido. Hoy se le ha visto muchísimo el plumero a Iturralde, gran amigo de los equipos grandes, que ya nos quitó una Liga hace cuatro años y hoy casi nos vuelve a quitar la ilusión de sacar algo positivo del Camp Nou de un zarpazo. Afortunadamente, San Isidoro, San Fernando y San Leandro estaban viendo el partido y han vuelto a hacer de las suyas incluso con este auténtico dios del fútbol que es Messi.
Voy a dejar ya de lado a Iturralde, a Cesc Fábregas y al más que probable desgaste físico que tendremos para el martes y voy, vamos, a centrarnos en saborear este empate que sabe a gloria. Qué manera de sufrir, qué manera de luchar y sí, que manera de soñar con que este año podemos cumplir los objetivos. Somos invictos tras ocho jornadas disputadas en las que hemos jugado contra un hiperreforzado Málaga, dos equipos Champions como son Villareal y Valencia, nuestro nuevo eterno rival, el Atlético de Madrid; y con el mejor equipo del mundo, el FC Barcelona. Nueve puntos contra rivales directos.
Ahora, tenemos siete partidos contra seis gatos y un león. El primero, el Rácing.
Viva el Sevilla FC y viva Andalucía.
La verdad es que Varas está en un momento de forma "SENSACIONAL", (Del Bosque,¿lo tendrá en cuenta?.
ResponderEliminarAsí es la vida, no nos olvidamos del Gran Palop, pero la edad llega a nuestras vidas aunque no queramos, y con la temporada que sigue haciendo Javi, creo que Palop disputará tan solo los partidos de Copa.
Enhorabuena por el post de hoy...
ResponderEliminarAnoche nació una estrella y se consagró y doctoró en uno de los mejores escenarios futbolísticos posibles hoy en día...y es sevillano.
Un abrazo.
Anoche Varas se consagró en portero grande y el Sevilla mostró esa competitividad que tanto echabamos en falta años anteriores en estos campos.
ResponderEliminarFutbolísticamente la primera parte fue mejor que la segunda donde aguantamos el chaparrón como pudimos. Sólo Iturralde nos quiso privar de ese punto tan trabajado.
Ahora a por el Racing.
Un saludo