8 may 2011

Animar

Del latín animāre. Según la RAE tiene 10 acepciones, de la cual, hoy, yo me quedo con la 6, que es dotar de movimiento a cosas inanimadas.


Porque os digo yo que si ayer la afición del SFC no hubiera estado de 10 no, de 14 mínimo, al equipo le hubieran caído incluso más de 6. Como bien dice nuestro entrenador, "¿quién sino los profesionales van a querer ganar y sacar adelante los partidos?". Pero ya os digo yo que si ayer la afición, en lugar de portarse como la mejor afición de esta adulterada liga, se dedica a cantar "Manzano vete ya" durante más tiempo, o a silbar, o a simplemente guardar silencio, la debacle de ayer hubiera sido no ya la mayor goleada recibida por el SFC en casa, sino la mayor goleada de la historia de la liga.


Sin embargo, ahí estaba el corazón de Nervión, para intentar guardar, al menos la dignidad. Ayer casualmente, sentado en banco de pista donde yo estaba, habían tres madridistas (que no madrileños, les doy como mucho de Benacazón o de la Puebla) y a mi lado una pareja de sevillistas de las Palmas de Gran Canaria.


En la minuto 60 o por ahí, cuando la Central Lechera marcó el quinto, el del megáfono de los biris dijo "Esas palmas coño, que no sea por nosotros" y acto seguido empezó todo el campo a cantar al unísono el Vamos Campeón. En ese instante, uno de los madrileñistas que tenía delante empezó a mirar desesperado a Gol Norte y les dijo a sus coleguitas:


-¿Pero este tío no se calla nunca?


Tal cosa me sentó como una patada en el estómago, y señor, seguro que nunca has ido al campo de tu Madrid, pero si allí no se canta, esto es el Ramón Sanchez Pizjuán, y aquí se canta, incluso con 1-5 en el marcador.


Y en el minuto 89, con 2 a 6, el del megáfono volvió a decir lo que antes comenté, y empezó casi todo el campo con nuevos vítores. A esto que me dice el sevillista canario:


-¡Dios mío, minuto 90, 2 a 6 y siguen cantando! Esto en las Palmas no se ve...


Y tal gracia me hizo el comentario del chaval, que con una sonora carcajada, me puse en pie y canté mucho más fuerte, hasta que Mateu Lahoz pitó el final, y entonces le dije al chaval: "Es que esto es el Ramón Sánchez Pizjuan". Por esto, pese a la derrota, el ridículo y el esperpento, me siento orgulloso de ser sevillista y de poder sentir en mis propias carnes cómo cualquiera que viene aquí no se lo puede ni creer.


Ahora más que nunca, SFC!



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